Bienvenido, Caminante, que en tu deambular llegas a mi casa. Acomódate, descansa, y si en algún momento sientes el Amor de Nuestro Señor Jesucristo llenando plácidamente tu alma, sabrás que ha llegado el momento de tomar la medicación que te prescribió el psiquiatra.

POST MORTEM

miércoles, 25 de junio de 2008

Canon Analógico

La mayor parte de vosotros no lo recordareis porque, o bien no lo conocísteis por juventud, bien lo olvidásteis por deterioro senil, bien porque ya intuíais que lo de trasegar series de TV de pé a pá sin despegar la almorrana del sillón no prometía salud física ni bienestar mental.

Hablo de Canon, un detective analógico que habitó en los albores de la caja tonta y para el que, a pesar de sufrir la condena de la silla de ruedas, no existían las barreras, ni arquitectónicas ni de alguna otra clase.

Su apariencia despejada, rolliza y bonachona sumada a su minusvalía física generaban tal exceso de autoconfianza en sus antogonistas, que cuando querían acordar la suspicacia del postrado policía ya había liquidado toda coartada y minado la moral del presunto delincuente, que se entregaba tan resignado como sorprendido, o lo uno como causa de lo otro.

Y si, como en la foto, no había otro remedio, Canon esgrimía su "pipa" sabedor de su efecto disuasorio, y ahí acababa el asunto. Todos nos habíamos divertido y los malos, al trullo, que por aquél entonces era su sitio natural y no cabían recursos de amparo, apelaciones ni gaitas.

Pero los tiempos han cambiado y el Canon de hoy se esfuerza por mantener aquella imagen de inválido inofensivo, saqueado, incomprendido y digital como los nuevos tiempos, y cuando la sensiblería le falla, a falta de honesta inteligencia, echa mano de la "pipa" política y apunta a diestro y siniestro, confundiendo ciudadanos con delincuentes y viceversa.

Este nuevo Canon, es de padre putativo elegido por el sistema del que cagó la paloma y de entre los más trasnochados y ostentadores del récord a la baja en número de discos vendidos en los últimos 20 años. Canon hijo de petardos cuya musa voló con el coche de Carrero Blanco; hijo futuro que será quizás del Lalala, cuando Massiel tome el relevo de un fósil y descatalogado Teddy Bautista luciendo la tripa asanguijuelada y pujada de sangre de pardillos, y ya harto, repleto y eructado, se largue a retozar con el rey del pollo frito. Y que pase el siguiente.

Y no te enerves, Sabina. Que cuando termines por cascar el cascarón resquebrajado de tu voz que adoro, cuando tus versos acaben de empeorar y entren en fase terminal, a pesar de que no reúnes los requisitos mínimos de olvido público y falta de talento, cabe la posibilidad de que el pecio que por ese entonces ejerza la paternidad del Canon te legue la jeringuilla extractora de honor y los consejos de quien te precedió: ríe, reza, chupa, disfruta y simula esplendor.

Y conste que éste que escribe ni escatima el Canon, ni mantiene huidizos chinos, ni aplomados negros, negros como la conciencia de cándidos tontorrones que se regocijan, ilusos, en que roban y estafan porque a hurtadillas engullen gigas de video basura Entertainement, Columbia o Pictures, por el tobogán de la banda ancha por la que les cobran los tres ojos de su anatomía y que, sin la golosina del Emule, estaría francamente de sobra, por exagerada; y les clavan in situ los auténticos derechos de autor, los 40 eurazos mínimos al mes con los que podrían arramblar con todos los DVDs del kiosko -y la vuelta me la da en LIBs-.

¿Quien si no, las suministradoras de servicios de internet, se lleva la parte del león de la piratería audiovisual?

¿O es que tú comprarías 6 megas de banda para leer un blog?

1 comentario:

  1. Muy buen artículo pincho. lo pones en la calleja o lo pongo yo? tú me dices, y si veo q tú no, ya me encargaré yo de hacerlo. creo q merece la pena.

    un salidíisimo >:o]

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